miércoles, 25 de marzo de 2009

Miedo

Porque tengo meyo…
Sí, harto, como diría Rafael, bastante, suficiente. No me considero ninguna collona, pero en este momento de mi vida (mientras espero que mi conexión a internet regrese de sus vacaciones) tengo meyo…
Meyo de soltarme una vez más, de sacar las raíces que por primera vez están echando mis pies, de empezar de nuevo (otra vez). Temor a lo desconocido… y algunos conocidos que me esperan en el probable nuevo destino. Pero también miedo a quedarme donde estoy sólo por comodidad y perder quien sabe cuántas oportunidades.
Por primera vez, siento que pertenezco a algún lugar, que quiero y que me quieren, que me aceptan con lo que creen que soy (que he tratado que no sea tan alejado de la verdad), que estoy segura… Pero (siempre hay un pero, carajo) también se que no todo está bien, que me faltan retos, que me sobra tiempo y cabeza para demasiadas cosas que aquí no puedo hacer.
La condenada indecisión me tiene agarrada de las orejas, porque no sé si quedarme a dar la pelea por lo que se supone debería obtener aquí, o salir a buscarlo en otro lado. Son tantas las voces que escucho, a favor, en contra… o las clásicas neutras: lo que tú decidas está bien. 

La única voz que no escucho es la mía: en vez de eso siento una especie de sollozo atorado.  Como si un grito estuviera atravesado en mi garganta. 

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