Días largos, noches más largas aún. Nombres nombres y más nombres al rededor, de los que no estuvieron, de los que sobraron... de los que hicieron falta.
Horas vacías de apariencia interminable que por fin cesaron de sucederse una tras otra.
Relaciones de temporada o temporada de relaciones quién sabe, pero éste verano cuenta por los que re aparecieron gracias a él, más que por los que se extinguieron a consecuencia.
Cuenta por los cuentos: los que me regalaron, los que compartí, los que me nombraron.
Eso fue éste verano: un cuento sin hadas ni final feliz, cuento porque en realida nunca pasó, porque se recordará como una pausa, que no fue precisamente un episodio narcoléptico de princesa choteada. Cuento porque puedo narrarlo, vestirlo y deformarlo aunque no haya necesidad. Aunque sus hechos sean simples y predecibles.
Así fue mi verano, puro cuento. Me lo aprendí tan bien, lo monté tan lindo... que al final cobró vida propia para devolverme a mi lugar... y hoy no se si soy la historia o los hechos en los que está basada.
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